*OJO DE AGUILA NOTICIAS
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ABOGADOS FALSEARON
TRUJILLO. ¿En quién podríamos confiar ahora, si nos dicen que algunos de los más connotados abogados del medio son los que dan el ejemplo a la hora de delinquir y transgredir las leyes? Esta pregunta es la que podría generarse luego de conocerse el fallo del juez Marco Carbajal Carbajal, sobre un terreno de Huanchaco.
Lulú y sus piscinas
Muchos creen que el pedido de cambios en el gabinete hecho por Lourdes Flores fue en realidad un salvavidas para prolongar la vida de éste, pues es obvio que García no hará por ahora ninguna movida de ese tipo para no aparecer presionado por la oposición. Alguien se ahogaba en la piscina y Lulú lo rescató. ¿O fue para bloquear a Antero?
¡Me arreglas esto!
Quien anda muy molesto es Ollanta Humala. Según nuestras fuentes, el pasado sábado le levantó la voz a su vocero parlamentario, Cayo Galindo, y le advirtió que en el acto arregle el pleito que tiene con José Maslucán por retirar la moción para interpelar al ministro de Educación, José Chang. “¡Me arreglas este problema de inmediato!”, habría dicho el ex candidato con voz de mando y pocos amigos.
¿Más plata?
El Tucancito Javier Bedoya (UN) dijo que ya es hora de poner en marcha el financiamiento estatal a los partidos políticos para fortalecerlos y contrarrestar así a las organizaciones no formales que reciben billete del extranjero, en alusión a las casas de la ALBA. ¿Y al partido de Humala también hay que darle plata?

Número de sacerdotes aumenta, pero el déficit sigue siendo demasiado alto

En Latinoamérica hay en promedio un sacerdote por cada 7.068 católicos. Sugieren campaña de oración y cambios en la formación de los seminaristas
El padre Martín Scott --peruano, grueso, con barba gris y sonrisa de fraile-- tiene un gemelo que también es sacerdote. Pero, aunque vive relativamente cerca, él no es miembro de su comunidad.
En la casa rodeada por jardines que tiene alquilada en Huachipa, Martín vive con otros hermanos: jóvenes de mirada benigna como el que nos ha abierto la puerta o como los que ahora pasan en polo, atareados en las tareas de limpieza de un sábado en la mañana. Más tarde se pondrán el hábito café que los identifica como Siervos de la Divina Misericordia. Son una decena y la mayoría estudia en el seminario. Vienen de Piura, de Tumbes, de Áncash, de Lima. Ellos decidieron sumarse a la aventura de iniciar una nueva congregación religiosa, después de conocer al fundador --el padre Martín Scott-- en alguno de los retiros que acostumbra predicar.
¿Este grupo será una muestra de lo que señalan las estadísticas oficiales del Vaticano: que se ha frenado el descenso en el número de quienes se preparan para el sacerdocio? El Anuario Pontificio 2008, presentado en Roma a fines de febrero, afirma que, entre el 2005 y el 2006 (los últimos datos disponibles), el número de sacerdotes aumentó 0,2% y el de seminaristas 0,9% en todo el mundo. La mayoría provenía de las Américas.
El padre Jorge Campos, secretario ejecutivo de la Comisión de Seminarios y Vocaciones de la Conferencia Episcopal Peruana, maneja datos más optimistas referidos a nuestro país. Según él, hacia fines del 2007 los seminarios diocesanos albergaban a 1.461 estudiantes, un 10% más que en el 2001.
A monseñor Norberto Strotman --obispo de la Diócesis de Chosica, una de las cuatro en que está dividida Lima Metropolitana-- le preocupa que la Iglesia no se mire a sí misma con realismo. Él cuenta, por ejemplo, que tanto en Brasil como en Centroamérica ha escuchado a algunos colegas suyos restarle importancia al problema de la falta de sacerdotes con el argumento de que sus seminarios estaban llenos. Él mismo podría decir que en el seminario de su diócesis estudian más de 50 muchachos, una cifra nada despreciable para el contexto.
Pero él no se engaña. Strotman ha realizado una investigación estadística sobre la situación de la Iglesia en Latinoamérica y en el resto del mundo. Por ello sabe que cualquier incremento resulta insignificante ante la brecha que queda por cubrir. Entre 1974 y el 2004, el número de sacerdotes cayó 0,8% en el mundo, mientras que el de católicos aumentó en 56%, empujados por el crecimiento de la población. En América Latina, el número de sacerdotes aumentó en 44% en ese período, pero la cantidad de católicos se elevó en 67%, por lo que ese logro --aunque importante-- resulta insuficiente.
"En ningún lugar del mundo, la debilidad es mayor que en América Latina", llega a afirmar el obispo. Lo dice porque en esta región, pese al dinamismo de su fe, existe en promedio un sacerdote por cada 7.068 fieles.
LA RESPUESTA A UN LLAMADO
El sociólogo José Luis Pérez Guadalupe, quien ha publicado varios estudios sobre la religión en el Perú, sostiene que la falta de sacerdotes se explica, en primer lugar, por cambios de orden cultural: "Antes, todo apuntaba a un sentido religioso y cada persona que nacía pasaba por la Iglesia. Ahora ya no. Por otro lado, la sociedad ya no nos permite opciones permanentes. Incluso, si antes el ideal era quedarse toda la vida en la misma empresa, ahora en promedio cambiamos cinco o seis veces de centro de trabajo".
Desde su punto de vista, en un entorno en que existe cierta aversión hacia los compromisos permanentes, es más difícil que los jóvenes se planteen la opción del sacerdocio y que aquellos que lleguen a ordenarse perseveren. Una opinión parecida tiene el padre José Méndez, rector del seminario de Santo Toribio, el cual depende del Arzobispado de Lima: la palabra dada ha perdido su valor. "Hay una gran superficialidad", se espanta.
Sin embargo, el contexto social es solo un marco, el escenario en el que tomamos decisiones. Vocación significa llamado --el llamado de Dios a una misión en particular-- y esa voz consigue abrirse paso. Llega a menudo en situaciones cotidianas, sin aspavientos, como pasó con Willman, a quien conocimos en el seminario Santo Toribio. Él dejó sus planes de postular a las Fuerzas Armadas después de que empezara a tratar a un sacerdote de La Molina: al acompañarlo, notó que podía hacer feliz a los demás si les compartía el amor de Dios, y valía la pena dedicarse a eso.
Pérez Guadalupe percibe que las vocaciones al sacerdocio tienden a alejarse de las órdenes religiosas tradicionales y surgen, cada vez más, en torno a los movimientos apostólicos y otras agrupaciones nuevas en las que se impulsa un cristianismo militante. "Sin una experiencia personal de fe, no hay vocación", apunta el sociólogo. Así lo sugiere la historia del padre Martín Scott. Hijo de un funcionario del Banco Interamericano de Desarrollo, estaba por terminar sus estudios de finanzas en Estados Unidos cuando, al asistir a un grupo de oración del movimiento carismático, se sintió amado por Dios. Pronto empezó a pelear contra la idea de que Jesús esperaba que le entregase su vida completa. "No cambiaría mi vocación por nada", nos informa.
Algo parecido le sucedió al padre Piero Giacchetti, de Pro Ecclesia Sancta, una congregación peruana fundada en 1992. Él era un muchacho apasionado por el fútbol, decidido a dedicarse a la informática, hasta que, en un retiro, entendió que Dios quería ser su compañero de camino. Desde entonces, nada le supo igual. A sus 32 años, hoy es uno de los 10 sacerdotes con los que cuenta Pro Ecclesia Sancta, repartidos entre Perú, España y EE.UU. "Suscitamos que la gente se enamore de Dios y entonces ella se cuestiona sobre su llamado", dice.
¿Qué podría hacer la Iglesia para reclutar nuevos sacerdotes? Por lo anterior, parece que evangelizar. ¿Y no ayudaría eliminar el celibato? "Eso sería caer en un pragmatismo barato", responde Strotman. Más bien, habría que rezar de verdad; habría que establecer la política de que cada parroquia organice varios equipos que oren por las vocaciones. "Me pone nervioso que se debata el celibato y no haya la capacidad de flexibilizar otras áreas del sacerdocio en que es más fácil hacer cambios profundos", agrega.
Él tiene en mente, por ejemplo, la formación de los seminaristas, que, a su juicio, resulta muy "del siglo XIX", con demasiado énfasis en los estudios de filosofía y teología. Él la quisiera más bíblica, más pastoral. También Piero Giacchetti pone el acento en la preparación. Sugiere que se incorpore programas de formación humana que ayude a los futuros sacerdotes a superar sus complejos y presentar un rostro más amable. Uno que atraiga más.
CLAVES
Asuntos polémicos dentro del clero
El celibato
Según documentos oficiales de la Iglesia Católica, la exigencia del celibato responde a la necesidad de dedicarse exclusivamente al servicio de Dios y de los hombres, con un amor amplio y no restringido. Es también una forma de imitar a Cristo, que no se casó.
¿Y las mujeres?
Aunque algunos sacerdotes reclaman la ordenación de mujeres, el Vaticano se opone con el argumento de que Cristo escogió a sus apóstoles solo entre varones. Esto no significaría --se afirma-- discriminar a la mujer, porque en principio nadie puede arrogarse el derecho de ser sacerdote: se trata de un llamado de Dios. Llegar al sacerdocio no es pasar a ocupar una posición de mayor dignidad.
Tareas exclusivas
Solo los sacerdotes pueden confesar y consagrar la Eucaristía. Se considera que el sacerdocio fue instaurado, junto con ella, durante la Última Cena. Ayer ,los sacerdotes renovaron su compromiso en la llamada Misa Crismal.